El transporte intermodal se ha convertido en una herramienta clave para optimizar la eficiencia de las cadenas de suministro modernas
A diferencia de los sistemas de traslado convencionales en los que los distintos modos funcionan de manera independiente, en la intermodalidad se combinan varios servicios de transporte para mejorar la eficacia de todo el proceso de distribución física.
El transporte intermodal aporta muchos y heterogéneos beneficios, siendo los más importantes:
Mejor aprovechamiento de recursos: La planificación intermodal permite una gestión más inteligente de los activos logísticos. Se optimiza el uso de vehículos, contenedores y terminales, evitando tiempos muertos y mejorando la eficiencia operativa. Esto se traduce en una mayor rentabilidad y en una mejor capacidad de respuesta ante variaciones en la demanda.
Estandarización y automatización: El uso de unidades de carga estandarizadas, como los contenedores ISO, facilita la automatización en terminales y almacenes. Esto permite implementar sistemas robotizados y tecnologías de control más precisas. Además, al mantener la carga en el mismo contenedor durante todo el trayecto, se reduce el riesgo de daños, robos o pérdidas, lo que mejora la seguridad y la integridad del producto.
Trazabilidad y control de calidad: Los sistemas intermodales modernos integran tecnologías de seguimiento como GPS, RFID y plataformas digitales que permiten monitorear la carga en tiempo real. Esto mejora la visibilidad del proceso logístico, facilita la toma de decisiones y permite detectar desviaciones o problemas antes de que afecten al cliente final.
Sostenibilidad y responsabilidad ambiental: El transporte intermodal promueve el uso de medios menos contaminantes, como el tren o el barco, que emiten menos CO2 por tonelada transportada en comparación con el transporte por carretera. Esta reducción en la huella de carbono contribuye a los objetivos de sostenibilidad corporativa y mejora la imagen de la empresa ante consumidores y reguladores.
Mayor resiliencia de la cadena de suministro (SCM): Al diversificar los modos de transporte y las rutas disponibles, se fortalece la cadena logística frente a eventos disruptivos. Esta resiliencia permite a las empresas responder con mayor agilidad ante crisis, cambios en la demanda o restricciones regulatorias, asegurando la estabilidad operativa y la satisfacción del cliente.
El transporte intermodal se ha convertido en una herramienta clave para optimizar la eficiencia de las cadenas de suministro modernas (SCM). Al integrar distintos modos de transporte, como camión, tren, aéreo y barco, sin necesidad de manipular la carga, permite reducir costes logísticos, mejorar tiempos de entrega y aumentar la seguridad.
Esta estrategia logística no solo facilita una mejor planificación de recursos, sino que también impulsa la sostenibilidad al favorecer medios menos contaminantes. Además, su flexibilidad ante imprevistos fortalece la resiliencia operativa.
El transporte intermodal es un aliado estratégico en la gestión logística global, mejorando la eficiencia de la cadena de suministro (SCM).
Toyota aplica el transporte intermodal para optimizar su cadena de suministro global, combinando trenes, barcos, aviones y camiones para reducir costes logísticos y emisiones. Esta estrategia respalda su filosofía Just-In-Time (JIT) asegurando entregas puntuales y eficientes. Además, mejora la trazabilidad y minimiza riesgos, alineándose con sus principios de calidad y sostenibilidad.
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